En este post, la app para gestión de clubes de fútbol, ClubControl, analiza la situación en el banquillo azulgrana tras la llegada de Setién. Como siempre, el equipo de ClubControl, que tiene la herramienta para gestionar clubes de fútbol más novedosa y avanzada del mercado, realiza un gran trabajo con cifras y datos. Al final del post, JEPPRO, de la mano de su CEO Joan Lino, dará su opinión personal, pero como siempre, el debate está abierto, y más, en clubes de la talla del Barça, donde todo el mundo opina y debate y parece tener siempre su razón propia.
En ClubControl nos dedicamos a observar detalladamente cómo es la gestión deportiva de los clubes de fútbol, especialmente de aquellos que juegan en LaLiga y son candidatos a ganarla. El FC Barcelona parece errar cada mercado en su política de fichajes, desde la salida de Neymar al PSG el equipo quedó
con un gran saldo en caja y de alguna forma sintió la necesidad de gastarlo inmediatamente sin evaluar muy bien el costo-beneficio de las operaciones que quería realizar.
Valverde y Setién, preocupación en el banquillo culé.
Los fichajes de Dembele, Coutinho y Griezmann han significado altas sumas de dinero en
traspasos, más de 350 Millones en 3
jugadores con un mínimo aporte, ninguno ha podido siquiera llegar a ser titular
indiscutido. Antes de esto la dirección deportiva del club se venía debilitando, dejar marchar a Neymar por una cláusula de 222 M fue tan solo una consecuencia de la pobre gestión
hecha.
Griezmann, Coutinho & Dembele - 350 M sin titularidad.
El Barcelona, desde la marcha de Neymar nunca volvió a ser el mismo equipo temido por toda
Europa. A pesar de tener el mejor jugador de la historia para muchos, yo incluido, parece que el club culé está sufriendo el síndrome “Selección Argentina” donde todos se la pasan a Messi y se
quedan mirando lo que va a hacer.
La era Valverde ha sido tal vez la más dependiente
de Messi, ya sin otras figuras que estén a su par, ahora el equipo dependía en gran
parte de lo que pudiera generar el crack argentino, Valverde alineaba en muchas ocasiones un 4-4-2 y su idea parecía ser lograr una solidez defensiva importante y esperar que los genios en la delantera decidieron los partidos.
Esta idea parecía no convencer a los jugadores, después de caer escandalosamente en 2 ocasiones
en UEFA Champions League, Valverde seguía al frente del equipo, que ya no se conformaba con solo ganar la Liga, ahora el objetivo era la Champions.
Valverde nunca logró que su equipo expresara esa fluidez y
velocidad en la circulación de la pelota, la calidad de las posesiones no era la
misma y el Barcelona pasaba a ser un equipo más peligroso en las transiciones. Paralelamente Quique Setién lograba buenos rendimientos dirigiendo al Betis y además el fútbol expresado por el
conjunto andaluz parecía convencer a las directivas del FC Barcelona.
Desde su llegada no hemos visto grandes cambios en el juego del equipo, pero lo que sí ha
cambiado es la forma de liderar la plantilla. Mientras Valverde parecía estar deprimido en cada rueda de prensa que ofrecía, mostrando gran prudencia con sus declaraciones y siempre apelando a
las frases políticamente correctas. Setién es diferente, parece estar viviendo intensamente cada momento al frente del club blaugrana, sufre cada partido en la raya y luego tras los dos últimos
resbalones vs Sevilla y Celta, parece
buscar culpables en todo lugar menos en sí mismo.
Setién está cayendo en la trampa de la prensa, le buscan la lengua para sacar el titular que más
clicks genere, deja en el aire declaraciones contra los árbitros, las autoridades y recientemente contra sus propios jugadores.
La realidad es que la plantilla del Barcelona parece necesitar un director técnico de mucho más
peso, con una trayectoria impecable y con un prestigio único. Los errores repetitivos parecen estar en la alta dirigencia del club, quienes han permitido una importante fuga de talento y no han
conseguido firmar en los últimos 5 años a ningún entrenador élite.
¿Candidatos? Parece no salir de los ya conocidos; Guardiola, Klopp, Ancelotti, Sarri o ten Hag.
Todo en Barcelona gira alrededor del “10” y si él no tiene convicción por un entrenador o un cuerpo técnico, será difícil aspirar a volver a ganar la ansiada UEFA Champions League.
Opinión personal de Joan Lino, CEO de JEPPRO
El fútbol y los técnicos de equipos tan importantes como el Barça o Real Madrid, siempre están bajo la atenta mirada crítica de todo el entorno mediático. Para poder aguantar tanta presión y manejar unos vestuarios de tanto calibre, hace falta tener un entrenador que conozca muy bien la casa, que además sea muy respetado por el propio vestuario, y que aguante y domine el chaparrón inicial en su proyecto deportivo. Casos como Guardiola o Zidane, nos demuestran que aquellos jugadores que en su momento eran líderes en el terreno de juego, y han sido un gran referente en el club como jugadores primero, luego saben manejar los vestuarios y entorno y sacar el mejor provecho de sus plantillas.
Bajo mi humilde opinión, el próximo entrenador ideal del Barça será Xavi Hernández. Pero tendrá que hacerlo en el momento oportuno y pudiendo iniciar un proyecto propio, con una directiva que le apoye de forma incondicional y que pueda explotar el máximo talento de La Masía.
Se ha demostrado que tanto Barça como Real Madrid, por su poder y su dominio, acaban teniendo en sus canteras lo mejor de lo mejor, y que luego solo se tiene que acabar de complementar con ciertas piezas claves de talla mundial que realmente marquen la diferencia. Pero si tiramos la vista para atrás, el Barça de Guardiola ganó el famoso "sexteto" con una plantilla formada en gran parte en can Barça. Si tienes el talento, la entrega, el corazón y el sentimiento de los jugadores de la casa, y un entrenador que es un referente para el vestuario y que tiene esa mano de gestión de "cracks", el resultado terminará llegando.
El Barça necesita ese entrenador que crea en su sistema de juego real, el que se trabaja en la cantera desde fútbol base, el juego de posesión pero de presión alta y dominio total del juego, con una intensidad brutal en la recuperación tras pérdida en terreno contrario y con líneas muy juntas y avanzadas, de juego trepidante y rápido en su fase final de jugada, y una junta directiva que deje trabajar y confíe más en esa idea que no en el balance de cuentas y de negocio. Mientras eso no suceda, la era de la improvisación seguirá instalada en el club.
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